Aquí estoy a las puertas del
castillo de Taret, último lugar a destruir por nuestras fuerzas. Sentado en una
roca veo a los hombres y mujeres preparar el asedio, algunos rostros serios, otros
nerviosos y algunos riendo…todos cansados. Todo normal, no parece un día
especial, limpio mi espada con atención, con cuidado, como si fuera una flor
única que ha de llevarse a una princesa delicada y bella. El castillo parece
tranquilo pese a la inminente invasión, y sus habitantes parecen esperar con aparente tranquilidad.
El mar de antorchas es
enigmático y relajante pese al movimiento humano. Todos preparan la última
batalla con harmónica precisión y con calma. Todo está estudiado, nos movemos
como gigantescos planetas en la oscuridad de la noche. Todo tiene un sentido.
Suena un cuerno en mitad de la noche
Escucho el sonido del cuerno,
del metal contra el metal, huelo el miedo, la rabia…huelo a muerte.
Noto un sabor amargo en mi
boca, una rabia infinita se apodera de mí. Los rostros que veo pertenecen a máquinas
de matar, mi espada ya no es una bella flor, es metal hecho muerte, es reflejo
de infierno, es lengua con ganas de sangre.
El castillo enemigo se eleva
como una ola de acero al rojo vivo, hay movimiento en sus muros. Se preparan
para detenernos con máquinas sacadas de pesadilla.
Nuestro mar de antorchas se
transforma en un infierno, un mar salvaje con pretensiones de aniquilar todo a
su paso. Ya no hay calma, hay explosiones en este universo, todo es caos.
Oigo una voz en la oscuridad
Alguien dice algo con voz
firme, es el capitán. Sus órdenes son claras pese al ruido, no hay que dejar
nada a nuestro paso, hay que romper la piedra, fundir el metal, quemar la
carne. Todo que no sea nuestro ha de ser eliminado. Todo soldado enemigo, todo
niño, todo civil ha de ser ejecutado sin piedad.
Silencio negro
Todos en formación, yo en
primera línea, mi caballo con sus ojos inyectados en sangre. Nos repiten de
nuevo las órdenes y nos dan una última arenga.
Silencio que precede al
ciclón. Todo a mí alrededor va lento, todo lo escucho tenue, amortiguado.
Grito de muerte
Un grito salido de los peores
cuentos de pesadilla, un grito que nos hace movernos imparables hacia el
enemigo. Ganas de muerte, de destrucción, sabor de metal oxidado en mi lengua.
No hay marcha atrás, somos ángeles exterminadores y buscamos un lugar en el
mismísimo averno. Miro al cielo.
Luz
Luz en el cielo que se mete
en mi mente ¿Qué hacemos en ese lugar? ¿Quién en su locura nos lleva acometer
estos crímenes? ¿En nombre de quién o de qué? ¿Por qué nos llevan a la muerte?
Quiero ir a casa, abrazar a mi mujer, jugar con mi hijo, reírme con los míos,
ver el sol y dejar que la lluvia moje mi cara. Lluvia de flechas, gritos en la
noche, sangre en mis manos. Tengo miedo, mucho miedo.
Wizard
4 comentarios:
Bueno, pues creo que lo mejor será decir lo primero que me ha venido a la mente y ha sido: ¡Joder es impresionante!
Una abrazo, mago.
Estic d'acord amb el dissortat. Molt bon relat, wizard!
Vosaltres si que sou la ostia, gràcies
Es veu la imatge del que relates, es sent el so del metall i es veu la foscor de la nit, es degusta el gust a rovell a la pròpia boca i es sent olor de nit humida, gairebé de la sang que està a punt de ser el que pintarà de vermell el quadre.
Tots els sentits estan alerta, però a mi també em fa por tanta destrucció.
El relat està molt bé.
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