"Aquí les he forjado un cuento que está participando en el concurso del blog "Este cuento me suena", espero que sea de su agrado"
DETRÁS DE LA PUERTA
Todo empezó hace seis años en un pequeño colegio de un pequeño pueblo. Escuchar atentamente, pues un mundo nuevo estáis a punto de conocer.
Tenía 10 años y era el primer día de curso, como siempre, estaba un poquito asustado ¡Claro! Después de tantos días de vacaciones me costaba volver otra vez al Cole. Pero por otra parte estaba contento de ver de nuevo a mis compañeros y compañeras. Ahí estaban todos riendo, contándose todo lo que habían hecho en sus vacaciones. Estaba sentado en primera fila y quise levantarme para saludarles, al girarme en mi silla y mirar hacia donde estaban ellos, vi, que un poquito más allá había una niña sentada, no la había visto nunca y me imaginé que seria una nueva alumna. Nada más verla me quede maravillado, tenia un pelo muy liso de media melena, unos ojos negros muy grandes y sobretodo, una mirada que transmitía algo mágico. Llevaba una camiseta amarilla con un árbol muy bien bordado en ella, una falda marrón y ondulada, y unas botas negras. Pese a que estaba sentada, la falda se movía como si un viento la moviera, el árbol de la camiseta brillaba con los rayos del sol que entraban por la ventana. Estaba maravillado, la niña me sorprendió mirándola y me sonrió, yo me senté de golpe en mi silla lleno de vergüenza y disimulé tocando mi estuche lleno de lápices. El profesor Pep, nuestro tutor, entró en el aula y se dispuso a empezar el nuevo curso, todos nos sentamos en nuestro sitio. Pep, un profesor muy alegre, nos explico que había hecho este verano, y al acabar paso lista. A medida que iba diciendo nuestros nombres, le explicábamos que habíamos hecho nosotros en nuestras vacaciones. Me estaba olvidando de la nueva niña cuando el profesor anunció que una nueva compañera había llegado nueva este año. En ese momento todos los murmullos de alegría al contarnos nuestras vivencias de verano, desaparecieron, la clase quedó en silencio. Todos estábamos callados hasta que Pep dijo el nombre de la niña, se llamaba Cristal zafiro Misterioso. Al principio todos nos miramos, y un momento después la clase estalló en una gran carcajada. Cristal sonreía, parecía que no le importaba. Yo también sonreía pero no me reía como el resto de la clase. Todos los niños y niñas de la clase decían que ese nombre y apellidos eran ridículos, pero a mi me parecían fascinantes y mágicos.
A partir de ese primer día, todo empezó a ir mal para la pobre cristal. Se burlaban de su nombre, de su timidez y de su ropa. En el patio llegaron a insultarla, y sino fuera por los profesores la cosa hubiera llegado aún más lejos. Yo estaba muy triste, Cristal me parecía una chica fascinante, llena de magia, y decidí conocerla. Habían pasado ya tres semanas desde el inicio del curso y un día, después de mucho esfuerzo, decidí hablar con ella en el patio. Cristal estaba como siempre, sola, y con su desayuno en la mano. Me acerqué a ella y al verme me sonrió como aquella primera vez, me avergoncé, pero fui valiente y me senté junto a ella. Al principio me quede mudo, y cuando le iba a preguntar algo, ella se me adelanto y me dijo un “¿Qué tal Arnau?” Me quedé parado al escuchar su voz y al ver que sabía mi nombre, a partir de entonces Cristal y yo nos hicimos muy amigos. Pero a partir de ese momento, los problemas se hicieron más molestos, los niños y niñas de la clase al ver que estaba con ella, empezaron a meterse conmigo, nos molestaban con más intensidad. Pero no me importaba, había conocido a una persona maravillosa. Al principio de nuestra amistad, no le preguntaba nada ya que era algo tímida, y yo también, pero un día me decidí a preguntarle por sus enigmático nombre y sus preciosos apellidos, y entonces me dijo”ven esta tarde a mi casa y te explicaré muchas cosas”. Así que al acabar el colegio me fui a casa y espere la hora de marchar, en un papelito de color lila me escribió la dirección de su casa. Mi madre me dijo que me acompañaba, y a las seis en punto nos pusimos en marcha. Al llegar a casa de Cristal, nos quedamos maravillados al contemplar la sencilla casa y su maravilloso patio. Mi madre tuvo que marcharse y me dijo que en un par de horas vendría a recogerme, así que me quede solo mirando ese patio tan bonito. La puerta de este estaba abierta, y entré lentamente. Había flores lilas mezcladas con otras azules, una pequeña fuente lanzaba un pequeño chorro y despedía un suave olor a menta. Antes de tocar el timbre de la casa me quede mirando la puerta de entrada, nunca había visto nada igual, Era de madera y había todo tipo de figuritas talladas en ella. Dragones, como los de los cuentos, árboles, velas, libros, personas encantadas, etc. Y al tocar todo eso me entró una paz preciosa. De pronto la puerta se abrió y apareció Cristal, me recibió con una camiseta blanca con un arbolito bordado parecido al de la camiseta amarilla, un pantalón blanco con un símbolo muy extraño y las botas negras que ya conocía. Su pelo liso iba adornado con unas flores que jamás había visto. Con una gran sonrisa, me hizo pasar a la casa.
Entré con Cristal al salón y en el nos esperaban sus padres, se parecían mucho a ella e iban vestidos de una forma aun más extraña que Cristal. Me fijé en la mesa del salón, había velas doradas, un montón de pergaminos, y unos vasos con un líquido verde dentro lleno de hojas aromatizadas. Alrededor de la mesa había cuatro sillas con forma de árbol. Los padres de Cristal me hicieron sentarme en una de las sillas, y toda la familia se sentó en las demás. Sus padres empezaron a preguntarme sobre el cole, y la verdad es que me parecieron muy simpáticos. Nos dieron a probar tanto a Cristal como a mí un bizcocho de chocolate con un ligero sabor a grosella y nos ofrecieron la bebida que estaba encima de la mesa, al beber la extraña bebida, una sensación mágica y de bosque inundó mi cuerpo. Pero lo más mágico de todo estaba por llegar.
Pregunte a Cristal el origen de su nombre y apellidos, y me dijo que se llamaba Cristal zafiro Misterioso por sus ojos oscuros y brillantes como zafiros, unos ojos que encierran una gran inteligencia, y una magia aún por descubrir. No creía que pudiera existir una familia así. Los niños y niñas siempre tenemos imaginación, pero muchas veces, esta, no se trabaja lo suficiente y esto hace que con el paso del tiempo, se pierda. Pero los padres de Cristal tenían una imaginación increíble y se la transmitían desde pequeñita, y esta parecía muy feliz e inteligente. Después de explicarme lo de su nombre y apellidos, mi amiga cogió uno de los pergaminos de la mesa y lo empezó a leer. En el estaba escrito la historia del lugar donde venia su familia y ella, un lugar lleno de bosques, cuentos, y personas maravillosas como ellos. Al acabar de leer alguien llamó al timbre, supuse que era mi madre que venia a buscarme, me levanté y abrí la puerta. Mi madre habló un ratito con toda la familia, y al acabar nos dirigimos los dos hacia el coche, justo al pasar por al lado de la fuente, Cristal dijo mi nombre y yo me giré. Al quedarme mirándola me dijo, “sé tu mismo…siempre”, me monté en el coche con mi madre y marchamos a casa.
Han pasado seis años desde que conozco a Cristal, y cada día que pasa me maravillo más. Todavía no sé bien que se esconde detrás de sus ojos, más allá de su mirada, detrás de la puerta.
Todo empezó hace seis años en un pequeño colegio de un pequeño pueblo. Escuchar atentamente, pues un mundo nuevo estáis a punto de conocer.
Tenía 10 años y era el primer día de curso, como siempre, estaba un poquito asustado ¡Claro! Después de tantos días de vacaciones me costaba volver otra vez al Cole. Pero por otra parte estaba contento de ver de nuevo a mis compañeros y compañeras. Ahí estaban todos riendo, contándose todo lo que habían hecho en sus vacaciones. Estaba sentado en primera fila y quise levantarme para saludarles, al girarme en mi silla y mirar hacia donde estaban ellos, vi, que un poquito más allá había una niña sentada, no la había visto nunca y me imaginé que seria una nueva alumna. Nada más verla me quede maravillado, tenia un pelo muy liso de media melena, unos ojos negros muy grandes y sobretodo, una mirada que transmitía algo mágico. Llevaba una camiseta amarilla con un árbol muy bien bordado en ella, una falda marrón y ondulada, y unas botas negras. Pese a que estaba sentada, la falda se movía como si un viento la moviera, el árbol de la camiseta brillaba con los rayos del sol que entraban por la ventana. Estaba maravillado, la niña me sorprendió mirándola y me sonrió, yo me senté de golpe en mi silla lleno de vergüenza y disimulé tocando mi estuche lleno de lápices. El profesor Pep, nuestro tutor, entró en el aula y se dispuso a empezar el nuevo curso, todos nos sentamos en nuestro sitio. Pep, un profesor muy alegre, nos explico que había hecho este verano, y al acabar paso lista. A medida que iba diciendo nuestros nombres, le explicábamos que habíamos hecho nosotros en nuestras vacaciones. Me estaba olvidando de la nueva niña cuando el profesor anunció que una nueva compañera había llegado nueva este año. En ese momento todos los murmullos de alegría al contarnos nuestras vivencias de verano, desaparecieron, la clase quedó en silencio. Todos estábamos callados hasta que Pep dijo el nombre de la niña, se llamaba Cristal zafiro Misterioso. Al principio todos nos miramos, y un momento después la clase estalló en una gran carcajada. Cristal sonreía, parecía que no le importaba. Yo también sonreía pero no me reía como el resto de la clase. Todos los niños y niñas de la clase decían que ese nombre y apellidos eran ridículos, pero a mi me parecían fascinantes y mágicos.
A partir de ese primer día, todo empezó a ir mal para la pobre cristal. Se burlaban de su nombre, de su timidez y de su ropa. En el patio llegaron a insultarla, y sino fuera por los profesores la cosa hubiera llegado aún más lejos. Yo estaba muy triste, Cristal me parecía una chica fascinante, llena de magia, y decidí conocerla. Habían pasado ya tres semanas desde el inicio del curso y un día, después de mucho esfuerzo, decidí hablar con ella en el patio. Cristal estaba como siempre, sola, y con su desayuno en la mano. Me acerqué a ella y al verme me sonrió como aquella primera vez, me avergoncé, pero fui valiente y me senté junto a ella. Al principio me quede mudo, y cuando le iba a preguntar algo, ella se me adelanto y me dijo un “¿Qué tal Arnau?” Me quedé parado al escuchar su voz y al ver que sabía mi nombre, a partir de entonces Cristal y yo nos hicimos muy amigos. Pero a partir de ese momento, los problemas se hicieron más molestos, los niños y niñas de la clase al ver que estaba con ella, empezaron a meterse conmigo, nos molestaban con más intensidad. Pero no me importaba, había conocido a una persona maravillosa. Al principio de nuestra amistad, no le preguntaba nada ya que era algo tímida, y yo también, pero un día me decidí a preguntarle por sus enigmático nombre y sus preciosos apellidos, y entonces me dijo”ven esta tarde a mi casa y te explicaré muchas cosas”. Así que al acabar el colegio me fui a casa y espere la hora de marchar, en un papelito de color lila me escribió la dirección de su casa. Mi madre me dijo que me acompañaba, y a las seis en punto nos pusimos en marcha. Al llegar a casa de Cristal, nos quedamos maravillados al contemplar la sencilla casa y su maravilloso patio. Mi madre tuvo que marcharse y me dijo que en un par de horas vendría a recogerme, así que me quede solo mirando ese patio tan bonito. La puerta de este estaba abierta, y entré lentamente. Había flores lilas mezcladas con otras azules, una pequeña fuente lanzaba un pequeño chorro y despedía un suave olor a menta. Antes de tocar el timbre de la casa me quede mirando la puerta de entrada, nunca había visto nada igual, Era de madera y había todo tipo de figuritas talladas en ella. Dragones, como los de los cuentos, árboles, velas, libros, personas encantadas, etc. Y al tocar todo eso me entró una paz preciosa. De pronto la puerta se abrió y apareció Cristal, me recibió con una camiseta blanca con un arbolito bordado parecido al de la camiseta amarilla, un pantalón blanco con un símbolo muy extraño y las botas negras que ya conocía. Su pelo liso iba adornado con unas flores que jamás había visto. Con una gran sonrisa, me hizo pasar a la casa.
Entré con Cristal al salón y en el nos esperaban sus padres, se parecían mucho a ella e iban vestidos de una forma aun más extraña que Cristal. Me fijé en la mesa del salón, había velas doradas, un montón de pergaminos, y unos vasos con un líquido verde dentro lleno de hojas aromatizadas. Alrededor de la mesa había cuatro sillas con forma de árbol. Los padres de Cristal me hicieron sentarme en una de las sillas, y toda la familia se sentó en las demás. Sus padres empezaron a preguntarme sobre el cole, y la verdad es que me parecieron muy simpáticos. Nos dieron a probar tanto a Cristal como a mí un bizcocho de chocolate con un ligero sabor a grosella y nos ofrecieron la bebida que estaba encima de la mesa, al beber la extraña bebida, una sensación mágica y de bosque inundó mi cuerpo. Pero lo más mágico de todo estaba por llegar.
Pregunte a Cristal el origen de su nombre y apellidos, y me dijo que se llamaba Cristal zafiro Misterioso por sus ojos oscuros y brillantes como zafiros, unos ojos que encierran una gran inteligencia, y una magia aún por descubrir. No creía que pudiera existir una familia así. Los niños y niñas siempre tenemos imaginación, pero muchas veces, esta, no se trabaja lo suficiente y esto hace que con el paso del tiempo, se pierda. Pero los padres de Cristal tenían una imaginación increíble y se la transmitían desde pequeñita, y esta parecía muy feliz e inteligente. Después de explicarme lo de su nombre y apellidos, mi amiga cogió uno de los pergaminos de la mesa y lo empezó a leer. En el estaba escrito la historia del lugar donde venia su familia y ella, un lugar lleno de bosques, cuentos, y personas maravillosas como ellos. Al acabar de leer alguien llamó al timbre, supuse que era mi madre que venia a buscarme, me levanté y abrí la puerta. Mi madre habló un ratito con toda la familia, y al acabar nos dirigimos los dos hacia el coche, justo al pasar por al lado de la fuente, Cristal dijo mi nombre y yo me giré. Al quedarme mirándola me dijo, “sé tu mismo…siempre”, me monté en el coche con mi madre y marchamos a casa.
Han pasado seis años desde que conozco a Cristal, y cada día que pasa me maravillo más. Todavía no sé bien que se esconde detrás de sus ojos, más allá de su mirada, detrás de la puerta.
4 comentarios:
me parece un cuento muy curioso, querido wizard ... espero que tengas mucha suerte en el concurso y sepan valorarlo.
besos,
Un cuento muy "wizard", lleno de imaginación, en el que hay que meterse en el fondo de las palabras. Suerte, mago!
Es un cuento lleno de mágia y que nos deja con las ganas de saber más de la pequeña Cristal. Puedes tirar del hilo de esta historia y seguir con ella.
No te voy a desear suerte porque la suerte se desea a los perdedores, y tú, sea cual sea el resultado del concurso, ganarás en experiencia y en alegría ^.^
¡Un abrazo muy fuerte!
Gracias amigos/as, lo importante es compartir esa magia con todos vosotros, eso es el premio. Soys los mejores
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